[Irene]
Para cambiar la rutina del día Diana, mi querida hermana, me
levanto a las diez y media porque necesitaba hablar urgentemente con alguien.
Obviamente iba a ser mi madre la elegida sino yo.
Diana: Esto es algo, que llevo pensándolo mucho tiempo, y
está más que re-pensado.
Irene: ¿Qué pasa?
Diana: Creo qué, ya no quiero a Marcos.
Irene: ¿Qué?
Diana: Desde hace ya tiempo, estamos muy separados, no
hacemos nada juntos y yo para estar así no estoy.
Irene: Pues díselo, porque a lo mejor él te quiere mucho, y
le vas hacer mucho daño como te pares más.
Diana: Eso es lo que haré ahora mismo, pero antes quería contártelo
a ti, porque desde que venimos aquí apenas hemos tenido tiempo para hablar de
nuestras cosas, y eso no me gusta.
Irene: Ya…
Diana: Cuéntame, porque sé que tienes cosas. Me vayas a
decir que no, que se cuando mientes.
Irene: No me hagas esto por favor.
Diana: Te puedo ayudar, no me desprecies.
Irene: Está bien.
Diana: Tengo todo el tiempo del mundo.
Irene: Empiezo del principio. El día que me fui sola a la
playa conocí a Bibiana, ella me invito a salir por la noche con sus amigas, me
presentó a otra chica que se llama Nerea, que es la que vino el otro día,
y también me presentó a un chico, Alan.
Pero este tenía novia, Carla.
Al principio a mi no me gustaba, era guapo y tal, pero nada
del otro mundo, otro día. –Me cortó.
Diana: Resumen.
Irene: Nos conocimos mejor, a mis amigas les caía mal su ex
novia, el día de la fiesta esa que vino Nerea, me iba a ir con un chico, vino
Alan le partió la cara, me trajo aquí, ya me gustaba del día de antes, me dijo
que también le gustaba y total, que lo dejo con Carla, salí con él, vino ella
le pegue una hostia, y fue cuando me doble la mano.
Empezamos a salir y ayer me enfade con él porque estaba
tonteando con nenas de menos edad y resulta que me puse ciega a cubatas y
porros.
Diana: ¿Pretendes que me crea eso?
Irene al ver que su hermana no le creía le dio la ropa del
día anterior que apestaba a porro y alcohol y eso si que confirmaba lo que
había dicho anteriormente.
Diana: Madre mía, que movidon.
Irene: Gracias, no había deducido yo eso en toda la noche.
Diana: Tienes resaca y aún sigues con ironías y sacarmos.
Irene: Gracias, en serio.
Diana: Ve y le pides perdón ya. Pedazo de chico que te has
apañado.
Irene: Oye, deja a Alan tranquilo.
Diana: No suelo quitarle el novio a mi hermana.
Irene: Eso espero, bueno el tema es que me pase, le dije
muchas cosas malas.
Diana: Lo que sentías, nada más que la verdad.
Irene: Pero es que yo lo quiero.
Diana: Joder, una cosa esta clara, le hiciste daño por él y
él por ti. Ve y le pides perdón y me voy, porque te recuerdo que tengo que dejarlo
con Marcos…
Irene: ¿Te lo has pensado mejor?
Diana: Mucho, Irene, mucho, y es lo mejor.
Dicho esto salió por la puerta. Y yo me quede con cara de no
saber que hacer, así que lo mejor es ducharme otra vez y despejarme.
No pienso tardar mucho porque ayer por la noche me duche…
[Abajo en la puerta]
Sonó el timbre y Blanca la madre de Irene fue abrir a ver
quién era.
Blanca: Hombre Alan, que sorpresa.
Alan: Sí, es que Nerea me ha dado el móvil de Irene, que se
lo dejo en casa de Bibiana.
Blanca: Ah, vale, pues gracias, espera que la llamó.
Alan: Ah, no hace falta, tome. Y hasta luego.
Blanca: Vale, ¡Hasta luego!
Blanca cerró la puerta y vio como Irene se dirigía hacía
ella.
Blanca: Alan te ha traído el móvil
Irene: ¿Se ha ido?
Blanca: Ahora mismo.
Irene: A ver si esta, es que no se a que hora han quedado.
Diana sonrió y se fue en busca de Marcos.
Mientras que Irene salió rápido y vió a Alan a lo lejos,
justo se estaba yendo andando así que a correr un poco.
En nada de tiempo llegó y se puso a su lado.
Irene: Tengo que hablar contigo –Respiró hondo para
recuperarse.
Alan: Creo que anoche me lo dejaste todo claro, bonita.
Irene: Pues sí y no, guapo.
Alan: Pues habla, que tengo que ir a corre, bonita.
Irene: Pues que si te dije eso, era porque estaba celosa de
las demás simplemente y llanamente, guapo.
Estos adjetivos iban acompañados de un tono un tanto más
alto que la frase.
Alan: Pues muy mal, porque resulta que a quién quiero es a ti,
y no a ningún niñata que lo único que quiere es que me líe con ella para fardar
de rollo.
Irene: Ya –Antes de decir lo que quería Alan le corto.
Alan: Bonita, que se
me ha olvidado decirlo antes.
Irene: Nunca he estado con ningún chico, y es normal sentir
celos.
Alan: Muy normal.
Irene: Pues eso, que lo siento.
Alan: Vale, pues ale hasta luego.
Alan siguió para delante y dejo a Irene abatida sin saber
que hacer o que decir.
Irene: Alan…
Este se dio la vuelta y le miró.
Alan: Las disculpas quedan aceptadas, pero si de verdad lo sientes
las cosas se desmuestran con hechos.
Dicho estos e marchó y dejo a Irene sin palabras y en el
suelo, porque estaban cansada.
Se fu de nuevo para casa y allí vio como Diana hablaba con
Marcos, pobres.
Cogí dinero y me fui para una pastelería tenía que comer
algún pastel o dulce. Me hacen falta.
Anduve durante al menos 20 minutos y cuando ya me canse
pregunté.
Irene: Oiga señora, ¿Sabe usted donde hay pastelería?
X: Sí giré en esa calle, y baje, y cuando llegué al final,
en la segunda a la derecha y de frente ya la tienes.
Irene: Vale gracias.
X: De nada chica.
Irene no se había enterado de mucho sólo de girar en la
calle y bajar, así que venga, después preguntaré.
Hizo todo y de nuevo, pregunto. Le volvieron a decir por
donde ir, y esta vez llegó.
Irene: Buenos días. –Entró en la tienda, que no había nadie.
Irene: ¿Hola?
Se asomó una mujer mayor.
X: Un momento, que ya mismo le atendemos.
Irene: Vale.
Empezó a ver todos los dulces y bollitos de chocolate que
había, se le caía la baba.
Irene: Que pinta tienes –Dijo mientras mirada un dulce con
los ojos muy abiertos.
X: Gracias ya me lo habían dicho antes.
Del susto que se llevo dio un respingo.
Irene: Dios que susto.
X: Bueno pues entonces no tengo tan buena pinta cuando te he
asustado.
Irene: Ah…
X: ¿Bueno supongo que no vienes para darme ninguna rosa, ni
ningun poema no?
Irene: Eh, no…, para comprar dulces…
X: Vaya chasco, bueno ¿Qué quieres?
Irene: Ese dulce de ahí, y ese, otro, y aquel del fondo, y
ese de ahí detrás del de antes.
X: Espero que no te lo comas todos tu, porque sería una
lastima que te salieron michelines…
Irene: Pues entonces bienvenido michelines…
X: Uh, ¿Malas notas? –Dijo mientras colocaba todos los
dulces.
Irene: Mal de amores. ¿Cuánto es?
X: Cinco con cincuenta.
Irene: Toma.
X: ¿Eres de aquí? Nunca te he visto, y eso que voy poco a
las clases bachiller..
Irene: No, estoy de vacaciones.
X: Ah, bueno pues me llamó Jorge. Si algún día te aburres o
sigues teniendo mal de amores o malas notas me avisas.
Irene: Yo soy Irene. Y bueno pues esta tarde me tiraré toda
corriendo, ya que a las cuatro no hay nadie en la playa.
Jorge: Pobre…, bueno pues encantado. –Salió de detrás del
mostrador y se acercó a darme dos besos.
Irene: Me tengo que ir, hasta otro bajón.
Jorge: Adiós y gracias.
Me marché de la pastelería por donde volví y de camino me
comí casi todos los dulces.
Esta tarde me tocaba correr.
Pero de vuelta a casa pensé a en Jorge, alto, piel asi de
tono normal, ojos marrones y el pelo hacía arriba como lo solían llevar todos
los chicos, muy guapo, pero… Alan.
¿Qué iba a hacer?
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