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lunes, 14 de mayo de 2012

Capitulo 5.



Irene

Otro día más aquí, me gusta esto. Estoy muy cómoda, la gente es estupenda, bueno quitando a algunas, pero excepciones las ha en todos lados, y hay que mirar lo bueno. Y es que gracias a eso, tengo a unos buenos amigos.
De pronto entro mi madre a la habitación recogiendo la ropa de la noche pasada, olía a tabaco, bueno más que a tabaco a porros, pero ella no sabía a que olía eso. Así  que se dedicó a mirarme mal y advertirme.
Después se sentó conmigo en la cama y estuvimos hablando un largo rato de Marcos, sabíamos que su manera de ser es así, pero a mi a veces me molesta incluso me lleva a limites que desearía mandarlo a la mierda.

Recogí mi habitación un poco y me puse a escribir, cogí mi guitarra y me deje llevar, se me venían a la mente la noche de ayer.
Alan al lado mía, Marcos y su cara de pocos amigos, Carla a punto de saltarle a la yugular a Bibiana, Nerea con sus bromas y esa forma de ser que te contagia sin que tu no lo quieras, Abel y el mote que me puso después de muchos cubatas, para él soy la nueva.
Sonreí al pensar de nuevo en todo eso, pero esta vez en milésimas de segundos.
Empecé a escribir sobre el papel sin saber si esas letras tendrían sentido o simplemente eran un cumulo de sentimientos guardados dentro del corazón.

Se me paso la mañana volando tanto que cuando volví al mundo real, al de los problemas y no al de "Sol fa mi re do", me di cuenta de que era hora de comer.
Así que me puse lo primero que pille y fui hacía la mesa, donde ayuda a Diana a poner los platos.

Paso tranquila toda la comida, y también parte de la tarde, así que lo mejor que pude hacer fue echarme una siesta ya que saldríamos hoy de fiesta y seguro que a las diez ya tendría ganas de venirme a dormir.
Me eche en la cama y me abrí la ventana para que entrara algo de brisa...
Y así me quedé durmiendo hasta las ocho y media, me dio el tiempo justito para ponerme unos pantalones cortos, una camiseta de tirantes azul y las sandalias romanas. Me rice el pelo lo que pude y me pinte algo los ojos.
Cogí el móvil y las llaves, me despedí de todos y me fui directa para donde estaban todos, ya se escuchaba la música.
Y los gritos de Bibiana y Nerea conjuntos.
Cuando me vieron aparecer corrieron hacía mi y empezaron a abrazarme. Comprobé que estaban todos, Abel, Alan y Carla...
Para variar, no entendía el porqué de que me cayera tan mal.

Nerea: ¡Nos vamos de fiesta!
Irene: ¿De fiesta? -Me miré y puse mala cara-
Bibiana: Voy para casa  arreglarme en una hora en frente de la plaza.
Nerea: Vale, Irene. ¿Puedo arreglarme en tu casa? Es que mis padres están cenando y no me ha dejado llaves.
Irene: Claro.

Bibiana se fue para casa, mientras que Nerea me arrastró hasta llegar donde estaban todos hablando.
A mi empezó a sonar así que me tuve que alejar. Miré la pantalla y vi que era Andrea.

Irene: ¡ANDREA! -Chillé-
Andrea: Irene, 3 días, ni una llamada, ni un SMS ni un comentario a tuenti.
Irene: Lo siento, no he tenido tiempo.
Andrea: Ya he visto fotos de fiesta... Irene que te despendolas.
Irene: Te tengo que contar muchas cosas.
Andrea: ¿Si? Por el principio gracias.
Estuve un buen rato contándole todo lo que me había sucedido durante estos días.
Andrea: Me dices que Alan, te gusta... ¿Pero mucho?
Irene: Por ahora de un 100 por cierto me gusta un 45, pero vamos no sé.
Andrea: Madre mía, en la moto y todo. Tus padres se enteran y mueres.
Irene: Marcos mejor no hablar eh.
Andrea: ¿Se llevan mal verdad?
Irene: Unas miradas...
Andrea: Nada, chica será que te ve como la niña chica. No quiere que te pase nada...
Irene: Si seguro que eso...
Andrea: ¿Y ahora que?
Irene: De fiesta me voy...
Andrea: Ataca...
Irene: No soy un perro.
Andrea: En todo caso una perra -La carcajada que soltó fue brutal-
Irene: Lo que te echo de menos...
Andrea: Y yo a ti mi niña, pero ahora piensa que te lo estás pasando súper bien.
Irene: Eso sí, pero no sé, esas fotos contigo no las cambio por nada.
Andrea: No digas tonterías tenemos 9 meses para estar juntas por 3, no pasa nada -Sentí tristeza al escuchar esas ultimas palabras.
Irene: Tienes razón, pero tranquila en un par de semanas estoy allí para verte.
Andrea: Deseando que llegué el día.
Irene: Cielo, me tengo que ir...
Andrea: Vale, te quiero y diviértete.
Irene: Igualmente.
Colgué y me giré vi a Alan caminando hacía mí con una amplía sonrisa.
Me puse sin querer un poco nerviosa y se me subieron los colores levemente.
Alan: ¡Ni hola ni nada! ¿Te parece bonito?
Irene: Me habían llamado, lo siento...
Alan: Tranquila, ya lo sabía.
Irene: ¡HOLA!
Alan: Ahora está mejor.
Irene: Lo sabía...
Alan: Hay que irse para casa que hemos quedado a las 11 en la plaza, para irnos de fiesta. ¿Vienes no?
Irene: Bueno si queréis.
Alan: Claro que queremos tonta, lo único que no vamos moto. Ahora vamos en coche. Viene mi amigo Adán.
Irene: Alan, Abel, Adán. Interesante...
Alan: Otra igual ¬¬
Irene: Es coña, eh.
Alan: Lo sé.

Carla.

Las manos me sudaban, el corazón se me salía por la boca. La rabia se apoderaba de mí por momentos.
Las palabras que había escuchado hace minutos seguían entrecortándome la respiración.

<Por ahora de un 100 por cierto me gusta un 45, pero vamos no sé>

¿Perdón? ¿En tres días 45? ¿Que se cree la zorra esa? Una lección le voy a dar, él es mío.
Sentía la necesidad de ir hacía ella y tirarle del pelo hasta que pueda ver claramente sus ideas.
No menos tarde en buscar a Alan cuando me di cuenta de que estaba con la zorra esa. Aparte de ella él no para de ir tras ella.
Aunque joder, tampoco oí que fuera él exactamente ¿Pero quién cojones sería? Abel no, porque lo conoce de ayer y aparte de Abel y Alan no hay más chicos que conozca.
Si me mordiera ahora mismo la lengua, me envenenaría. Así lo digo, tres días, no 4 semanas ni 4 meses, ¡TRES DÍAS! ¿Cómo cojones se enamora una en tres días? Venga vamos no me jodas, esa lo que quiere es verme cabreada.
Aunque si lo pienso mejor, él no sería capaz de dejarme por ella, más que nada porque la pinta de mosquita muerta no se la quita nadie.
Y de nuevo sentí millones de cuchillos atravesándome el corazón. ¿ABRAZOS? ¡ASÍ SIN MÁS! ¡HIJA DE PUTA!.
Sin más dilación me marche para casa, no soportaba ver esa escena, me dolía mucho. Creía tener más coraje, pero estos últimos meses con Alan me había desaparecido todo. Llegará la hora en la que tenga que dejarlo, pero por ahora no. Esa no se saldrá con la suya. Con la misma mirada que tenía me despedí de todos y para casa, hoy iba  salir su puta madre.
.....


Todos se miraron sorprendidos por el "Espectáculo" que Carla había ofrecido hace apenas 4 minutos, vaya mezcla de sentimientos, daba miedo mirarle a los ojos. No sabemos lo que le había producido aquello, pero nos lo imaginamos cuando buscamos con la mirada a Alan y comprobamos que estaba abrazado a Irene.
La verdad duele, y si son hechos duelen más. El punto de no retorno empieza.



Nerea: ¡IRENE! Vamos...
Irene: Me tengo que ir ya nos vemos dentro de una hora...
Alan: Sí, dile a Nerea que os recogemos eh.
Irene: Vale. ¡Hasta luego! -Sonrió y se marcho junto a Nerea.

Nerea

De camino a casa comprobé poco a poco, que Irene aunque no lo digiera abiertamente le gusta algo Alan. Y yo sería su cupido.
Haría todo lo que estuviese en mi mano para que pudiera estar con él, no sabía el tiempo que aquello conllevaría quizás meses o quizás día o ¡HORAS!, en el mundo del amor nada es predecible ni si quiera cuando dejara de latir algo por él.
Llegamos a su casa, vimos como sus padres se estaban preparando para salir, y su hermana y el novio estaban sentadnos viendo la tele, nosotras fuimos para su habitación allí decidí que tenía que ir hoy, más que quitar el hipo, eliminarlo de la fa de la tierra.
Investigué en el armario y para mi sorpresa tenia vestidos monísimos.
Irene: ¿Te gusta alguno?
Nerea: Ponte este.
Irene: ¿Ese? ¿No es muy arreglado?
Nerea: Hazme caso.
Irene: Esta bien.
Se fue a duchar y yo mientras me hizo la plancha y me puse un vestido blanco, que era monísimo. Le pregunte si tenía tacones, pero lo único que me dijo es que le preguntará a su hermana que estaba en el salón ella me dio tacones para mí y para Irene.
Cuando salió y me vio se quedo impresionada.
Irene: Madre mía... ¿Decías que Carla quitaba el hipo?
Nerea: Nosotras hoy la vamos a dejar en el subsuelo.
Irene: OH, vienes guerrera.
Dicho el comentario sonreí y empecé a alisarle el pelo, y pintarla un poco. Cuando a los 20 minutos terminé con ella y le di la vuelta para comprobar mi obra maestra. Me quede asombrada, ese vestido azul le quedaba genial. Se empeñaba en llevar ropa ancha que apenas marcaba su contorno. Y sus ojos preciosos.
Irene: Tacones... mejor me llevo las manoletinas...
Nerea: Si, llévate anda...
Irene: ¿Tú no quieres?
Nerea: No, estoy acostumbrada.
Irene: Que maquina de niña.
Dicho esto salimos para el comedor donde estaban Marcos y Diana viendo una peli.
Diana: ¿Donde esta mi herma? Pero que guapa.
Nerea: Soy una buena estilista eh.
Marcos no articulaba palabra...
Diana: A ligar, ya sabes. -Le guiño el ojo.
Esas palabras hicieron salir del atontamiento a Marcos.
Marcos: Que guapa.
Irene: Gracias.
Dicho esto Diana le dio el dinero que sus padres le habían dejado.
Fueron hasta la plaza donde esperaron a los chicos.
Cuando de pronto un coche se paró.
Salió de él Alan. Iba con unos pantalones azules y una camisa blanca. Tenía un dulce olor...
Y el pelo lo llevaba totalmente seco y al natural, precioso. Y su sonrisa, el mejor complemento.
Alan: Madre... ¿Que le has hecho Nerea?
Irene: ¿Estoy mal verdad? Si es que no se porque me he  dejado...
Alan: No, no estas trem... estas preciosa...
Nerea se le escapo una sonrisa. Iba viento en popa el plan.
Irene se sonrojo y decidió mirar al cielo...
Alan: Nerea, tu no bajes eh.
Nerea: Me mantengo querido Alan...
Alan, venga arriba señoritas...
Irene y Nerea se montaron en el coche el cual conducía un chico que Irene no conocía él era Adán, el chico que me traía loca.
Este le dio un repaso a Irene, y me miró y sonrió. Alan no salía de su asombro seguro que él creería que vendría con una falda y unas manoletinas, pero tita Nerea se ha encargado de que no sea así.

Cuando llegamos y bajamos del coche Alan le presento a Irene, Adán. Mientras que él mismo luchaba por no irse a vista a ciertas partes del cuerpo. Le estaba incomodando mucho aquel escotazo. Aunque casi todas las chicas llevaban igual o más.
Yo misma sin ir más lejos, pero la novedad es mejor.
Me daba la impresión de que está noche sería muy entretenida... y creo que no me equivocaba, ya que recibí la noticia de que Carla no había venido. ¡Buena noche si señor!

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